Opinión
Q’A NO’JB’AL
Por la tolerancia
Después de algún tiempo de estar soñando que a pesar de las circunstancias podríamos ir encaminándonos poco a poco a construir una verdadera y real democracia y que nuestras relaciones como sociedad debieran ser más humanas, fraternas, solidarias, tolerantes.
Kajkoj Máximo Ba Tiul
KAJKOJ MÁXIMO BA TIUL
Hoy nos volvemos a enfrentar en un escenario de intolerancia, en donde las ideas se piensan combatir con desprestigio, amenazas, arrebatos, limitando la libre expresión, censura y hasta ofrecer la muerte, y todo porque no hemos comprendido que no existen verdades absolutas y además, porque en nuestro país el “yo” ha eliminado al “nosotros”.
Después del lanzamiento de Guatemorfosis que tiene como eslogan el “cambio”; la intolerancia y el viejo modo de arreglar las cosas con el poder y la violencia, permitió la censura del programa en radio Nuevo Mundo del Grupo Intergeneracional y últimamente el saqueo de oficinas de ONG como Ceiba, Flacso; se ha simulado robo a técnicos de la Red Maíz, se vuelve a criminalizar a líderes comunitarios y se utiliza el teléfono para amenazar de muerte a pensadores, articulistas, ensayistas, porque han vertido opinión diferente sobre la realidad nacional y posiblemente que la campaña de desprestigio en contra de la cooperación internacional solidaria, parte de lo mismo.
Lamentablemente en Guatemala, descalificar a las personas e instituciones se ha vuelto costumbre. Y en este va y viene sobre Guatemorfosis, nos hemos dado cuenta de que el análisis critico está muy lejos de ser aceptado en Guatemala, y entonces se ha considerado que todos y todas tenemos que aceptar una sola verdad y pensar diferente es delito.
Digo esto, porque nuestras reflexiones alrededor de Guatemorfosis y la posterior respuesta de Ricardo Arjona ha permitido el surgimiento de grupos violentos, que durante muchos años han vivido desde el anonimato amenazando e intimidando a quienes no participan de sus ideas. A ellos no les importa si el mensaje es recibido por las compañeras, esposas, hijas o hijos de quienes quieren amenazar. Ocultándose en la impunidad, no son capaces de defender sus ideas con ideas, sino con el poder de las armas y del miedo, como están acostumbrados a hacer desde hace muchos años.
Una de estas llamadas iba dirigida a mí, el jueves a las cuatro de la tarde. Era la voz de un hombre, que dijo “díganle que sus días están contados, por haber escrito el artículo Guatemorfosis o si no que se vaya del país”. ¿Cómo es posible que seamos intimidados y amenazados solo por dar nuestra opinión y lectura de la realidad?
El llamado a la cordura es para todos y todas, porque tenemos la responsabilidad de llamar a la reflexión, para que desde el respeto y tolerancia continuemos buscando el camino para construir la nación que todos soñamos. Nuestra consigna debe ser sí a la vida y no a la muerte.
Si no respetamos y no somos tolerantes con quienes son y piensan diferente, entonces ¿cuándo vamos a aprender a “vivir juntos”?.
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